domingo, 20 de diciembre de 2009

MEDIOS DE COMUNICACIÓN - EDUCACIÓN


Influencia de los medios de comunicación en la creatividad de los estudiantes

En un mundo globalizado, donde los medios de comunicación tienen un rol importante en los procesos de socialización, es prácticamente “natural” que el consumo cotidiano de un bombardeo de mensajes audiovisuales incida directamente en los procesos de socialización y generación de un pensamiento colectivo, incluyendo, y en gran masa, al de los estudiantes. Es decir, desempeñan un papel central en la vida de los chicos y de los jóvenes.
Así los medios de comunicación, y más recientemente las Nuevas Tecnologías, han modificado la manera de construir el saber, el modo de aprender, la forma de conocer. Los niños, por ejemplo, no sólo aprenden contenidos y acceden a información sino que también a partir de un programa televisivo incorporan prácticas sociales que asumen como comportamientos cotidianos en su vida dentro y fuera de la escuela.
En el mismo orden de ideas, la televisión, ciertamente, enseña a los niños acerca de saberes y prácticas habituales esenciales, es decir, enseña «contenidos» (sobre los dinosaurios, sobre la contaminación o sobre un conflicto mundial...) y «comportamientos» de la vida cotidiana (a portarse bien, a comer con cuchillo y tenedor, a defenderse, a invitar a una chica a salir...).
Sin embargo, los chicos no escapan al efecto que las diferencias sociales tienen sobre la manera de elegir y de interpretar una emisión televisiva, y de leer (o no leer) diarios o revistas. Los consumos culturales de los niños adquieren significaciones muy diversas según el medio social al que pertenecen. El hecho de que chicos de sectores sociales diferentes enciendan la televisión para ver el mismo programa, no supone una comunión ni una uniformidad en la recepción que hacen de esta emisión.
En cuanto a la educación, considero que nosotros los docentes debemos comprender que los medios de comunicación no son ni buenos ni malos, que encierran contradicciones y que lo único que no podemos hacer desde la escuela respecto de ellos es utilizarlos como herramientas de aprendizajes, aprender a analizar la manera en que ellos construyen el mundo y se presentan como mediadores entre el universo y nosotros.
Por otro lado, ellos participan en la construcción de nuestra identidad, influyen sobre nuestra noción de género, sobre nuestro sentido de clase, de raza, de nacionalidad, sobre quiénes somos «nosotros» y quiénes son «ellos». Las imágenes de los medios de comunicación organizan y ordenan nuestra visión del mundo y de nuestros valores más profundos: lo que es positivo y lo que es negativo; lo que es moral y lo que es inmoral. Los medios nos dicen cómo comportarnos ante determinadas situaciones sociales; nos proponen qué pensar, qué sentir, qué creer, qué desear y qué temer. Nos ofrecen ideas de qué es ser hombre y qué es ser mujer, de cómo vestirnos, de qué consumir, de qué manera ser popular y evitar el fracaso, de cómo reaccionar ante miembros de grupos sociales diferentes al «nuestro», y de qué modo responder a normas, instituciones y valores sociales.
En el mismo orden de ideas, sentado en su casa, frente al televisor, el joven puede recorrer diversos países del mundo, gozar con la reproducción de una obra artística, escuchar una pieza musical clásica en el aparato de radio portátil. El desarrollo de la comunicación audiovisual facilita una visión y un conocimiento mucho más directo, las fuentes de información están mucho más diversificadas y la intervención y participación posibilitadas por la tecnología son mayores y crecientes. Por ello, la escuela no puede dar la espalda a estos hechos y, por el contrario, deberá dar cuenta, explicar, ayudar a interpretar todo este conjunto de referentes que hoy los jóvenes manejan, a fin de integrarlos, conocer los diferentes lenguajes y aprovecharlos.

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